Enseñar inglés a adultos tiene, como todo, ventajas e inconvenientes, especialmente cuando se trata de llevar acabo un clase dinámica, de conversación y tal, donde el objetivo es que las personas se comuniquen en inglés y se transmitan ideas, aún a costa de no ser muy precisos en sus estructuras.
Hoy hablaré de los dos principales inconvenientes que, según mi punto de vista, tiene enseñar formar a adultos en general. Algún docente que lea estas lineas y que haya tenido la posibilidad de trabajar con alumnos de todas las edades se sentirá bastante identificado con lo que aquí escribo. !O al menos eso espero!
Entre los inconvenientes está en que muchas veces cuando ya estamos curtidos por la vida y por los años nos cuesta ser flexibles y adaptarnos al cambio, especialmente si no trabajamos esta flexibilidad “mental” diariamente. A los adultos nos gusta encerrarnos en nuestras posturas, en nuestras creencias, y a veces nos agarramos a ellas contra viento y marea aún sabiendo que quizás no tengamos razón, movidos por el orgullo y por no dejar nuestro brazo torcer. Un buen profesor de inglés para adultos debe saber gestionar estas situaciones, porque además de enseñar inglés debemos convencer a nuestros alumnos de que el método que seguimos sirva para avanzar en el aprendizaje del inglés.
Por otro lado, en la edad adulta somos muchas veces esclavos de nuestros complejos. El sentido del ridículo es mucho más preponderante en las culturas latinas, quizás por la influencia judeo-cristiana, y ellos nos lastra a la hora de hablar en inglés pues siempre tenemos miedo a fracasar, a hacerlo mal. Pienso que muchas veces confudimos conceptos: el hecho de emprender y hacer algo nuevo para nosotros y equivocarse es parte del proceso educativo y nada tiene que ver con la honra. Nadie nace aprendido, y el que tiene miedo a equivocarse realmente lo que teme es a lo desconocido. Además, reírse de uno mismo y no tomarse tan en serio es clave para el desarrollo personal, pues implica saber reconocer los errores propios y ese es el primer paso para no volver a equivocarse.
Tener la capacidad de aceptar el cambio y adaptarse a él es clave en el mundo en el que vivimos. No tener esa sensibilidad para asimilar y amoldarse es realmente duro cuando se pretende aprender cualquier cosa en la edad adulta. Para ello tenemos que librarnos de nuestros complejos y no tener miedo al fracaso.